martes, julio 17, 2007

Books of Magic I


En mis webeos multiferenciales, siempre uso la magia para graficar algo asi como estructuras latentes en diferentes procesos. Mi uso favorito es en lo interpersonal; el verbo summon y sus diferentes acepciones permite que el que alguien te llame o el convocar a alguien, tambien pueda ser usado para, no sé, pedirle a un elemental se tome un tecito contigo.
Así, un hombre experto en cierto tipo de summonings siempre tendrá alguien con quien lidiar, en tanto respete ciertas reglas de la magia.
Hay algo asi como leyes de magia: protocolos a seguir, palabras que usar, materiales que proveer. A mi se me puede summonear muy facil. Soy un Ifrit muy facil de convencer, pero hay entidades a las que no, a las que cuesta.
Todo está en el protocolo a usar, o en el tipo de entidad, o en lo que quieras al momento de conjurar. Usualmente a entidades caprichosas las tientas, a entidades querendonas les ofreces abrazos, y a entidades impresionables las impresionas, y asi...
Pero en la magia, al contrario que en el lenguaje, la responsabilidad está en el summoner. Siempre en el summoner. Los desastres nunca ocurren porque uno accede a ir, los desastres quedan cuando los motivos por los que te llaman son perceptiblemente diferentes a los que suponías iban a ser, o cuando la oferta hecha para que te dignases aparecer(por que uno como entidad llamada es la que elige ir o no; claro, muchos de nosotros hemos cambiado roles de vez en cuando, y nos hemos vuelto los summoner de alguien más, pero al ser llamados, aceptamos por lo que quien nos requiere nos ofrece).
Esa es la regla de la magia que más me afecta. A su debido momento me explayaré en otras, como esa sobre que los pactos completisticos siempre salen bien, o que ciertos hechizos como el curar a una mina con ron solo en una disco que queda a la mierda y a la que solo se puede llegar en auto es simplemente malevolencia.

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