domingo, agosto 17, 2008

X

Se parece a cuando quieres escribirle muchas cosas a muchas personas y cada vez que terminas una linea la borras porque se lee tonta y dices que quizás era la persona incorrecta para la linea correcta, pero luego te das cuenta la borraste y dices que ahí se va el parlamento perfecto para una de esas escenas que nunca van a pasar. El problema viene cuando tienes más lineas que personas, más lineas que escenas, más escenas que personas y todo se vuelve como si uno lo estuviese buscando en un catalogo de espacios en los que decir algo. Pero no es tan terrible. Es más como una secuencia de habitaciones de residenciales de balnearios en auge. De esas que te cobran barato porque quieren te quedes mucho tiempo y que te pasen muchas cosas y que las tipas de al lado te inviten a carretear siempre y te crean alguien muy buena onda: nunca preguntan porqué estás solo, nunca preguntan tampoco porqué siempre le dices que no a la hierba. Nunca preguntan cuando están las tres pero cuando una se va al baño y la otra a hablar con el pololo, suelen preguntar y tu sueles responderles, aunque sea solo a una, siempre lo mismo, siempre con una mueca igual, siempre justo antes de abrir el ron y de sacarle los ojos del pecho porque sientes la puerta abrirse y no está bien mirarle los pechos a una chica cuando te mira otra con los pechos más pequeños que los observados en primer lugar: da a entender hacen la diferencia, desaniman, desencantan y nunca está bien desanimar a una chica que te invita a carretear, así que haces como que no ha interrumpido nada, aunque las mejillas de todos estén un poco rojas. Miras el ron y como que escuchas un comentario sobre como está todo afuera, sobre la feria, sobre las vacaciones, sobre el ron. Tratas de sonreír y te das cuenta no hay nada por lo que hacerlo así que te pones a mirar el ron moverse dentro del vaso y a sentir como te miran; así como si hubiesen visto romperse algo, como si no entendiesen. Una de ellas te pregunta por la tercera y sale. La que queda en la pieza te mira como si quisiese repararte y se acerca. La miras y piensas en contarle todo y en vez de eso solo le pides se acerque más. Te mira de vuelta y espera a que le sonrías un poco, a que juegues de vuelta. Tomas un sorbo largo de ron y no miras a nadie.

No hay comentarios.: