En la tradicion rolera, siempre se tiene en mente a Cthulhu como un importantismo precedente al World of Darkness de la White Wolf, o cuando menos, al gustito que deja en uno esa clase de juego de terror.
En el juego de rol de los mitos de Cthulhu, hay un skill que se llama algo asi como conocimiento de los mitos de Cthulhu. Este skill mide cuanto sabes efectivamente de las fuerzas antiguas dormidas y de los fenomenos subyacentes. La gracia de ese skill, y el motivo de la entrada, es que las reglas dicen que mientras más alto sea este skill, menor tiene que ser la cordura, otro skill, del personaje, esto debido a que, segun el punto de vista con el que se las mire, cualquier cosa podría ser efectivamente parte de los mitos de Cthulhu: desde la muerte inexplicable de un familiar en la playa, atribuible a una secta vudú, a que inexplicablemente nadie en tu familia sepa explicarte con palabras que es lo que hay abajo del piso que se resquebraja sin que nadie quiera hacer nada al respecto. Todo podría estar conectado a los designios misteriosos de una criatura perdida en una ciudad hundida y clausurada.
El viernes llegué temprano al medico, y frente a la opcion de leer un libro de psicología, preferí caminar. Avanzé hasta salir del Semda y miré hacia la izquerda: el cementerio.
Confesaré, señor lector, que le temo enormemente a esa necropolis. Confesaré tambien que casi no lo recuerdo, que le temo al olor de los claveles sobre el silencio. Confesaré asi mismo que esta vez la curiosidad pudo más. Al llegar a la explanada, me moví en linea recta y llegue al medio de la plaza en la que una mujer de piedra te recibe con los brazos abiertos. Temblé por un momento frente a la inmensidad del espacio, y frente a la inmovilidad del entorno. Pasó un auto y me sacó del trance. Puse especial atencion en las puertas que estan bajo los portales. Me pregunté adonde irán a dar cada una de esas puertas, y en cuantas de ellas hay algo detras, cuantas solo tienen detras ladrillos, cuantas tienen sus cerraduras originales, cuantas esconden algo innombrable y misterioso. Indecifrable. El angel del medio tambien resultó misterioso considerando esta espera con los brazos abiertos a Avenida la paz entera, que a su vez conecta Independencia con el centro. No lei la inscripcion, embobado por el tremor del espacio abierto y cruzé la calle. Vi a un guardia conversar con alguien en bicicleta. No llevaba carnet y temí fuese a ser un problema. No lo fue. Llegué a una especie de hall previo, que se extendía hacia los lados considerablemente. Habían angeles de piedra al lado de las bancas y se sentía como una iglesia. Los arcos superiores quizas se extendían lo suficiente y la madera se veía con ese toque de barniz-iglesia. Entré al cementerio. Muchos caminos que se bifurcaban, en un arco de 180 grados. Escolares y una visita guiada en una de las lineas me hisieron esquivar ese rango de vision. Caminé hacia delante. Los mausoleos son notoriamente lujosos al entrar al cementerio por Avenida La Paz. La muerte, el marmol, los vitrales, todo te va hablando en codigos dificiles de obviar. Hay muchas fechas antiguas; da la sensacion la gente ya no muere, pero en todos los mausoleos viejos aun quedan espacios: quiere decir eso que los muertos estan más seguros que nosotros respecto al recibir compañia. Muchos de las tumbas medias tienen puertas metalicas que asemejan bovedas, como si fuesen necesarios muchos kilos de metal para mantener muertos a su muertos, y para que si se levantasen, tuviesen solo que quedarse ahi dentro, sin que nadie los viese. A medida que me internaba, le ponía más detalle a los candados, a las puertas, a las formas de las tumbas, a los pequeñitos y escabrosos detalles que no calzaban. Me paré delante de una reja y miré dentro, reconocí los que podrían haber sido una generacion comun. Pensé en la mia, y en como iba a ser estar vivo y que alguno de ellos no lo estuviese, o lo que ellos dirían si fuese yo el del conteo negativo. Me dejé llevar por los caminos. Vi una piramide, pensé en una broma respecto a un juego de cartas, seguí avanzando. Frente a mi aparecio un ejecutivo, llevando traje y maletin, caminando rapido, a velocidad paseo ahumada, frente a mi. Las calles son amplias, no tuve que esquivarlo. Me soprendio. Pensé habría una reunion de nigromantes ahi cerca, o que una multinacional del mal tenía una base cercana. Pensé en espiritismo corporativo, y en cuantos muertos llevando trajes hay por ahi. Doblé. Recogi una moneda delante de una tumba. pensé pudo haber sido una mala idea. No cuenta como mal-habida, ahora que lo pienso, pero me quedó gustito a piratería clasica, de esa con Falchion y actitud. Las fechas me seguían intrigando: vi muchos mausoleos polvorientos de familias del siglo pasado, y le di vueltas a lo triste que ha de ser que tu linea de sangre se extinga y te vuelvas algo asi como la fuente de curiosidad de un investigador descreido. Volví a tomar una calle paralela a la que inicié. Soñé, en un parpadeo, mientras escuchaba una fuente, y la maquinaria trabajando, con un laberinto que fuese como el cementerio. Me acordé de Carol y su visita a ese mismo lugar. Recordé tambien fotos, escalas, bajadas, y lo mucho que difieren nuestras aproximaciones a las cosas. Miré mi reloj y me di cuenta era tarde; tenía que volver. Comenzé a avanzar hacia ningun lugar, entremedio de las tumbas, pensando solo en que la unica salida estaba del otro lado de las barriadas idas de las familias-bien perdidas en el tiempo. Sin querer, encontré la puerta trasera de un mausoleo grande abierta, y abajo, una botella de pisco vacía y lo que parecía haber sido un carrete reciente, demaciado reciente. Saqué mi celular para iluminar, pero la luz era muy debil como para penetrar la sombra subterranea. Levanté la reja y comenzé a bajar. Me detuve. Salí.
Comenzé a moverme más rapido entre las tumbas. Ya no miraba fechas ni datos. Ya no me reía de las familias que ponían que habían restaurado la memoria de sus idos como si fuese una gracia snob. Avanzaba sabiendo pisaba gente muerta; les hacía el quite a los monumentos obvios. Entré a un lugar, lleno de nichos, sin luz. Mis pasos resonaban a medida que me internaba. Al llegar al medio, me di cuenta los caminos derruidos del lugar tenían forma de cruz. Salí de ahi sabiendo había caido nuevamente en una trampa. Me di vuelta y vi pajaros volando hacía un lado contrario a mi. Vislumbré una salida y al aproximarme me di cuenta era la incorrecta. Me moví en una direccion diferente y vi la fuente, la piramide y los escolares. Sentí el ruido y supe había llegado adonde empezé. Salí del cementerio y volví a caer rendido frente al angel. Leí la inscripcion. Miré hacía adelante. Entendí porque miraba hacía alla.
Al irme, sentí ruido al otro lado de la puerta más cercana al Servicio Medico Legal. Escuché a una mujer llorar mientras miraba la puerta, la miré de reojo. reconocí dos figuras clasicas en la literatura vivencial chilena del siglo XX y seguí caminando...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario